No quiero vivir en una Miguel Hidalgo donde se cambien “vacunas con gorgojo” por votos, o se hagan “negocios” para dar o no dar determinado permiso.
Creo en la capacitación policiaca y la construcción de una policía bien remunerada y preparada para cumplir su función. Los gobiernos locales tienen que luchar por todo esto, no obedecer ciegamente las “ordenes superiores”: para eso les pagamos.
Los derechos humanos deben ser respetados por todos y especialmente por los responsables de nuestra seguridad.
No quiero vivir en una alcaldía donde haya balaceras, abusos de poder o una omisión cómplice por irregularidades de cualquier tipo.
No quiero un alcalde que sea la versión 2.0 del lacayo suplicante. Nos costó mucho trabajo enterrar los tiempos en que la o el gobernante de nuestra ciudad se plegaba sin chistar a los caprichos del presidente; por desgracia hoy hay quienes pretenden exhumarlos. Debemos luchar por limitar las tentaciones del poder absoluto, y la subordinación abyecta que tanto gusta ahora a muchos funcionarios.
Me resisto a vivir en una Alcaldía donde las mujeres no podamos salir por las calles por miedo a ser asaltadas, violadas o asesinadas. Hoy las mujeres demandamos soluciones a nuestros problemas y levantaremos la voz una y otra y otra y otra vez hasta que se nos escuche y se actúe en consecuencia. Necesitamos que se combata decididamente los feminicidios, la violencia dentro de la propia familia o en el trabajo. Exigimos que se nos tome en cuenta.
Apoyo decididamente el respeto a la diversidad sexual, a los hombres y mujeres trans, y en general al colectivo LGBTTI.
Levanto la voz por los adultos mayores, como mujer de la tercera edad que soy. ¿Dónde quedaron nuestros derechos, cuando somos cada vez más? ¿Por qué se nos discrimina por ser viejos y más aún a las viejas?
Hablo por los discapacitados que deben contar con accesos y apoyos adecuados para su vida cotidiana y laboral. La Miguel Hidalgo debe ser un espacio donde se respete la diversidad en todos los ordenes.
Me niego a dividir al país en dos. Ni chairos ni fifís, ni buenos ni malos, nomás mexicanos, nomás seres humanos en busca de una vida mejor. Basta de polarización y de satanizar a los que discrepamos y nos atrevemos a disentir.
Con respeto a la ley, a nuestras instituciones, a la democracia que con tanto trabajo nos hemos dado, estoy preparada para dar una gran batalla ciudadana, comprometida, apasionada pero inteligente, intensa pero llena de razones, que nos permita retomar el camino hoy perdido hacia una sociedad mas justa en la que debemos ser incluidos todos y todas.
Hoy estoy aquí, con la frente en alto y otra vez de pie.
A los 70 años, me pongo en movimiento.